El plan puede sonar perfecto: se reúne la banda, se realza el regreso, se organizan los recitales, se edita un Cd o un Dvd en vivo, se cuentan los billetes y listo, todos contentos. Bueno, habrá algunos que disientan con la idea de las vueltas a los escenarios de bandas separadas. Para el común de los grupos este propósito es rentable y poco les importa si se destruye alguna teoría de principio artístico. El caso de The Feelies se aleja de lo normal y hasta dan ganas de festejarlo de pie y con aplausos: la banda no se juntó para hacer recitales cultores del revival y la nostalgia, al contrario, se reunió después de veinte años para grabar un disco fantástico dotado de armonías que harán las delicias de todo aquel adorador de la sonoridad ominosa, elemental, y estimulante apadrinada por Lou Reed y tan típica de las bandas neoyorkinas, aunque por momentos el grupo también nos haga asociar casi inmediatamente su sonido al de los primeros discos de Wire.
> Por Lucas S. Lapalma
discazo
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