Aunque no lo veamos… el sol
siempre esta
Muchas fueron las industrias discográficas independientes en la década de los ’50 en Estados Unidos que se disputaron aquel nuevo mercado, pero ninguna llegó a tener tanta influencia en el desarrollo de los nuevos sonidos como esta compañía.
Sabía realmente Don Sam Phillips allá por comienzos de los años
’50 (precisamente 1952) que el sello que fundaría se convertiría en EL sello
del primitivo rock and roll? A pesar de desaparecer “formalmente” hacia fines
de los ’60, el mismo fue adquirido y continúa aún hoy reeditando aquellas
geniales joyas que formaron la Biblia del género.
Lo que hoy se conoce con este nombre estandarte y emblemático del
Rock, en realidad no comenzó siendo un sello discográfico propiamente dicho.
Hacia 1950, era un modesto estudio de grabación (Memphis Recording Service)
ubicado en el número 706 de la Union Avenue, a pasitos nomás del centro de la
ciudad, local que anteriormente
funcionaba almacén.
En sus inicios, este estudio no tenía potenciales clientes e
inclusive, su “slogan” de época rezaba: “We Record Anything, Anywhere,
Anytime”, es decir: “Grabamos cualquier cosa, en cualquier lugar y a cualquier
hora”.
Tal como decía su publicidad, el mismo ofrecía el servicio de
grabar en estudio portátil y grababa cualquier acontecimiento social (desde
conciertos, coros de iglesia, discursos y hasta… funerales!) que luego se emitían
por las radios locales.
Este servicio funcionó desde un primer momento independientemente
de la futura creación del sello discográfico propiamente dicho. Phillips
anteriormente (en la década del ’40) ya tenía en su cabeza la idea de grabar y
editar música “nueva”, ya que para él las grandes orquestas de swing (música
que dominaba el mercado en esa década) ya estaban agotadas para el público
consumidor.
Esta apuesta, inicialmente, no tuvo el éxito que él esperaba ya
que no encontraba un público concreto para ese nuevo mercado, el buscaba grabar
música más “simple” y con menos integrantes que las numerosas “big bands” del
momento.
Luego de fracasar en su primer intento, ingresa a trabajar en
sellos más establecidos apuntados hacia el público de Blues, como Chess Records
y Modern, los cuales le delegaban artistas como B.B. King a que grabaran en su
estudio y luego ellos lo editaban.
Es entonces, que en Marzo del ’52, él re-abre su propio sello discográfico
ya con el nombre de Sun Records. Los problemas financieros seguían estando y es
exactamente por esa época que Phillips pone especial atención en un nuevo y
joven músico de solamente 18 años que estaba captando a toda la prensa y el
público… estamos hablando de Elvis Aaron Presley.
Todo lo que vino a partir de ese momento, fue cuesta arriba y
prácticamente cada estrella del “nuevo” género quería grabar con él y ser publicado
por Sun Records ya que aseguraba una fructífera carrera tanto en shows como en
ventas. Por allí pasaron entonces, figuras como Jerry Lee Lewis, Johnny Cash y
Carl Perkins entre tantos otros (estos tres monstruos junto a Elvis llamados
por el mismo sello como el “cuarteto del millón”).
Muchos de estos grandes artistas (algunos inclusive en actividad
actualmente) quedaron sobreviviendo en el mercado de la música sin pena ni
gloria, debido, muchas veces a las pésimas decisiones financieras futuras elegidas
por Philips. Grandes músicos como Billy Lee Riley o Sonny Burguess se vieron
atrapados en medio de contratos sin la debida promoción que el sello que los
contratara creaba.
Hacia fines del ’50, Phillips y el sello seguían lanzando nuevos
artistas, cierra el viejo estudio y se traslada hacia unas instalaciones más
grandes y cómodas. Aquí el comienzo del fin, ya que lentamente su poco interés
en la industria discográfica y el cansancio de lidiar con artistas como Jerry
“The Killer” Lee Lewis por su comportamiento y adicciones, lo lanza de lleno al
mundo radial, abriendo así varias emisoras. Es allí donde Sun Records pasa de
ser un estudio innovador a uno tradicional que lentamente se va muriendo y
finalmente es vendido a Mercury Records en 1968.
Pasaron varias décadas y finalmente hacia fines de los años ’80,
las viejas instalaciones del “almacén” reabren sus puertas fundamentalmente
como atracción turística, restaurándose a imagen y semejanza del original,
aprovechando también por aquella época la reunión de artistas como Roy Orbison,
Jerry Lee Lewis, Johnny Cash y Carl Perkins para promover un álbum titulado Class of ‘55.
Hoy, el estudio funciona como atracción turística durante el día y
como estudio de grabación en jornadas nocturnas con un equipamiento totalmente
nuevo acorde a las nuevas épocas, quitándole obviamente todo su atractivo
original.
Se ha creado a su vez, un museo con las reliquias de grabación que
aún siendo obsoletas actualmente funcionan como carnada a los turistas para
sacarse fotografías con ellas emulando a los antiguos e inoxidables ídolos del
Rock de antaño.-
> Por José I. Alfageme
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