jueves, 14 de abril de 2011

Whatever Nro 6: La sobrevaloración del artista


El arduo laburo de un músico muchas veces deja de ser valorado objetivamente cuando el mismo adquiere fama y reconocimiento masivo. Mantener el nombre del artista bien arriba asegura que sus obras no se devalúen y cualquiera sea su producción, será justificada y valorada mucho más arriba de lo que su calidad respalde.
Al parecer, el creador y su obra forman parte de un proceso evolutivo complementario en el que en un principio la obra es la que posee un valor de calidad propio, y en la medida en que pasa el tiempo, ese valor se va transfiriendo al músico, importando muy poco la calidad de su obra, ya que haga lo que haga será valorada tomando en cuenta únicamente quién fue su inventor.
Esto es muy común verlo en la música, donde la mayoría de los cantantes o bandas que en un tiempo vivaron por un concepto y estilo propios, evolucionan (o eso creen), pierden la esencia de lo que eran y la razón por la que eran valorados se diluye, pero paradójicamente su fama sigue en ascenso; aquí aparece el concepto del título de esta editorial: se sobrevaloran.
A pesar de todo (y como toda excepción a una regla), creo que la sobrevaloración no necesariamente anula la totalidad de la obra de un artista por más que al cambiar de estilo, este, mejore notablemente su calidad. Si se llegó al punto de que un creador está sobreestimado es porque algo en su producción tiene calidad y valor estético suficiente para así serlo. Una devaluación como producto de la sobrevaluación es igualmente grave para el arte en general. Los discos que se graban deberían ser simplemente elegidos por su valor como pieza artística y no por quien la firma, lo cual aplica también para apreciar nuevos talentos de poco renombre pero con producción excelente y un trabajo intachable.
Lo que realmente indigna muchas veces, es como muchos artistas o bandas reciben el ninguneo constante y son eclipsadas injustamente y otras se ven completamente alabadas, sea cual fuere su producto.
En variadas oportunidades, el público consumidor no se da cuenta del daño que puede causar a ciertos artistas, que por su calidad lo merecen todo (o mucho más de lo poco que reciben, al menos) y que por escasa popularidad apenas trascienden.
Quiero fervientemente creer que también se trata algunas veces de nacer en el lugar correcto y en utilizar el idioma universal del rock para poder subir esos peldaños tan difíciles que todo (o algunos) artista/s quizás desea/n para poder seguir su obra y un cierto reconocimiento o porque no, tomarlo como un trabajo a tiempo completo.
Si nos remitimos al plano estrictamente nacional, será cuestión de nacer en la ciudad indicada (aunque la malaria llegó hasta allí también no?); donde constantemente escuchamos que el de arriba (o el de ajoba) atiende solamente ahí, pero si lográs sacar turno (algo tan difícil como ser reconocido muchas veces), tenés que esperar varias vidas para ser atendido y no siempre de la mejor manera.-

> Por José I. Alfageme..

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