domingo, 6 de noviembre de 2011

Whatever Nro 9: El sarcasmo hecho bomba

Enola Gay    -    Enola Gay    -    Enola Gay















Su artillería estaba directamente ligada al arte y más específicamente, a la música. Un bombardeo que duró poco tiempo, como la mayoría de las bandas del momento, en un ataque de expresión que sobrevoló la ciudad de Santa Fe casi a la par del nacimiento de una nueva y fresca movida musical, fuertemente criticada inicialmente por los dinosaurios del “rock” ya instalados desde hacía años en su cómodo sillón folk.
Los pilotos en este caso, formaron en 1984 este nuevo grupo desde las entrañas del barrio “La Lona” y Sargento Cabral. Gustavo (guitarra, que paralelamente tocaba en “La Naranja”), recién salido de la conscripción luego de haber vivido un año en Madrid y su hermano Miguel (batería) se juntan con Gabriel “Pink” Molina en guitarra y voz y Julio “Negro” Mazzei en bajo y bautizan al grupo con el irreverente nombre de Enola Gay luego de que éste último mirando libros de la II Guerra Mundial observa una foto del B–29 mientras trabaja en un cartel publicitario. La palabra “gay” en ese momento, y sobre todo en la ciudad no tenía la impronta posterior y así fue que también, muchos homosexuales se sintieron identificados con el grupo más allá de lo musical (“algunos habitués de la Peluquería de “Pedro Coiffeur” nos empezaron a ir a ver). “Adiós Hiroshima, regreso a la Argentina, aquí no existe ni el asado ni la pizza” era una parte de una de las primeras letras escapada de la mente de Miguel.
El sarcasmo desde el inicio como principal lei motiv. Y obviamente, luego de ensayos de rigor aparece la primera presentación en vivo en el Colegio Berna en el marco de las típicas Peñas. Tema: prohibición de venta etílica. Solución: meter dentro del bombo de la batería todas las latas de birra posible y posterior desastre sanitario tapando las cañerías de los baños del Colegio y hubo corte de luz promovida por las monjas ante tales actos. En esa oportunidad, tocaron algunos temas propios matizados con covers de algunas bandas nacionales que tenían como referencia: Virus, Los Helicópteros y G.I.T. Ellos por ese momento lo llamaron “Música de Pizzería”, aunque seriamente se podría definir como Pop de los ’80 con matices new wave. 
“Pink” arrastraba una marcada impronta de Alan Parsons y Pink Floyd (de allí su apodo), Miguel mas empapado por el Punk Rock se mezclaban con las influencias más “clásicas” del “Negro” y Gustavo de Rolling Stones y The Beatles. El look era una mezcla de todo esto, Rockabilly y los Clash, los cuales fueron fuertemente metidos en la banda por su 1º y único mánager; Leandro Fotti.
Tocan en un recordado festival que se realizó luego del desplome del actualmente restaurado Puente Colgante y son soporte de varios shows de La Naranja en gran parte, gracias a la doble actividad de Gustavo en ambas bandas. Shows en “Acuarela (recordado boliche por su slogan: “música multicolor”) y en “La Estación” con asistencia promedio de un centenar de personas que escuchaban algo diferente a lo que se estaba acostumbrado hasta el momento. Una anécdota risueña y recordada por ellos se dio en LT10, en un programa en vivo (cuyo nombre no recuerdan pero sí que “era el número de teléfono”) llegan  tocar un cover de G.I.T. luego de un pedido telefónico de una oyente habitué, “imposible escucharse y tocar a la par en cabinas separadas”. Esfuerzos titánicos y en vano del “Pitufo” Mussolino para que pudieran tocar y escucharse a la vez.  A la vuelta y cargando los equipos que habían llevado para tal presentación, el padre de Miguel y Gustavo los espera riéndose de la perfomance y haciéndoles escuchar su experiencia radial luego de grabarlos en una cinta: “Nosotros pensábamos que no nos iba a escuchar nadie y fue todo lo contrario”:
Su forma de publicitar la banda? Aerosoles y stencils sin descanso. Mecanismo: “Pink” paraba un bondi y sin subir, le preguntaba al fercho algún destino incierto que esa línea por supuesto no realizaba y luego seguía otra pregunta y así sucesivamente. Atrás del vehículo, la actividad era completamente diferente: stencil y aerosol en mano, dejando el bombardero impreso al menos hasta que lo descubrieran y taparan iba a recorrer varias calles de la ciudad. A la par de esto, el “photoshop” de los ‘80: “el difícil arte de cortar y pegar”  tal cual reza algún afiche de ellos de época.
Con esta formación inicial graban un demo de dos tracks en cinta con Adrián Forni y Horacio Bidarra (“el único estudio que había”): “La casa de la vieja” e “Iropopó” que no era otra cosa que una “curtida” hacia otro grupo del momento que eran una copia local a The Police, los cuales habían realizado comentarios despectivos hacia ellos. “Comentarios de viejo choto”, toma la posta “Pink”. Textual, no falta ninguna aclaración. Ya hacia el año ‘87 ingresan “Bobby” Núñez Souza en la batería y José Giuranacci en guitarra, a la vez que incorporan un teclado a manos de Omar Stamatti. Cambia un poco el eje del grupo, nuevas influencias y se hizo algo más estructurado en parte debido a la experiencia de “Bobby” que también había tocado el bajo en La Naranja (grupo aún en actividad). 
Hubo un recordado show en el Centro Cultural Provincial a fines de 1987 junto a Ruptura (banda antecesora a Carneviva con Daniel Ferronato en guitarra, Lucio Venturini y el “Gringo” Mehring en baterías) con duras críticas publicadas en Diario El Litoral bajo el slogan “Dos caras de un mismo país” del 13 de Diciembre hacia ellos aduciendo: “El grupo que por nombre lleva al mensajero de una de las mayores vergüenzas que el hombre carga sobre sus hombros, ofreció un recital sin matices, sin temas destacables, letras (lo que de ellas se entendió) sin mayores inquietudes, un sonido general asimilable al de cantidad de grupos ignotos que suenan por las FM o como fondo de noticiero de TV, es decir lo que nos quieren imponer los dueños del avión y de lo que llevaba”. Firmado: Antonio J. Brummich. 
Lo cierto, es que a los debutantes Ruptura los seguía gente de “Los de la nuca” (quienes en el intervalo del show entre ambas bandas ofrecieron una declaración de principios), los cuales habían escrachado las paredes del Museo en plan contracultural en una exposición de Picasso y sus aerosoles también llegaron a un automóvil equivocado. Resultado: los persiguieron y prohibieron tocar, algo que Enola Gay hizo oídos sordos y allí se generó este show invitándolos y brindándoles el espacio.
El legado de este bombardero fue un cambio de aire al oído del público local y una transición hacia ya la más consolidada y profesional década del ’90 en lo que a rock se refiere. Quedan en el coeficiente colectivo algunas bombas arrojadas como: “Sudaca de acá”, “Es una diosa”, “Despreciable”, “Con rebenque es otra cosa” (donde incluían en su perfomance en vivo un brazalete políticamente incorrecto), “Sin porrones” (una tarantela  en plan pop rock), “Caracachai”, “Perón, Perón” y “El Negro Bagre”.
Como leerán, su búsqueda fue siempre “cagarse de risa”. Mensaje principal, el sarcasmo. Finaliza todo con esta reflexión: “Si alguno le cantaba a la miseria de los pueblos originarios y le brindaban un plato de comida, nuestra misión era ir y sacarse ese plato y comerlo”. Y sí, finalmente explotó la bomba.-

> Por José I. Alfageme.



:: Enola Gay + Whatever: Miguel De la Riva, Julio Mazzei, José I. Alfageme (de Whatever) , Gustavo De la Riva y Gabriel "Pink" Molina ::

**  Las fotos de la nota fueron tomadas por  Lucas S. Lapalma, en una charla que el grupo realizó con Whatever en un bar de la ciudad. **


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