Meg y Jack White de The White Stripes
“Los White Stripes ya no pertenecen más a Meg ni a Jack; ahora pertenecen a
ustedes y pueden hacer con ellos lo que quieran” (palabras de The White Stripes, a raíz de su reciente separación).
El año 2001, además de haber sido un año turbulento, marcó el advenimiento y el renacer del rock de guitarras con ideas minimalistas influenciadas por las bandas de culto del underground americano e inglés que nunca tuvieron su reconocimiento masivo: The Seeds, The Sonics, The New York Dolls, Television, The Jam, Buzzcocks, y una larga lista de etcs.
Adaptando los sonidos de estas y otras viejas glorias, tres grupos se establecieron como los precursores de la reactivación del garage rock rescatando la actitud callejera característica del genero, dando inicio a su vez al fenómeno de las bandas “The”: The Strokes, The Hives, y The White Stripes fueron los abanderados del nuevo refrito musical.
Del tridente quienes llamaban principalmente la atención eran los White Stripes, dado lo exótico de su formación integrada por un guitarrista y una baterista que combinaban su vestimenta de rojo, blanco, o negro, según la ocasión. Se hacían llamar por el mismo apellido: White, dato que confundía a la prensa y seguidores con las especulaciones que el grupo daba a entender primero mencionando que eran un ex matrimonio y luego declarándose hermanos.
Los Stripes se formaron en 1997 pero recién en 1999 pudieron editar su primer álbum homónimo que anticipaba en un crudo registro la fórmula compositiva y sonora que años más tarde los consagraría. Garage rock, blues, punk, country americano; tomando lecciones de The Stooges tanto como de Bob Dylan (a quien homenajean con una versión respetuosa de “One more cup of coffee”) fueron apropiándose de un sonido particular, vigoroso, primitivo, de buen gusto, desligándose de los grupos tristones y afligidos que en ese momento dominaban el mercado.
Nada más bastó con escuchar “Fell in love with a girl” (y caer rendido ante el video hecho en Lego por Michel Gondry - Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) para comenzar a prestarle atención a la banda de Detroit.
El álbum al que pertenece la canción lleva como título White blood cells, salió en el 2001, y debo admitir que es el que más me gusta de la banda y el que hasta el día de hoy disfruto escuchar. Por cierto, a las canciones de este álbum, el músico Steve Mc Donald (bajista de Redd Kross) les agregó bajo y luego de presentárselo a Jack White y recibir su visto bueno, publicó (sólo) en internet bajo el nombre Redd blood cells… El resultado? Demoledor.
Pero si algo le faltaba a la pareja White para poder apoderarse del público que aún desconocía de ellos era un hit que los pusiera en boca de todo el mundo. Ahí es cuando entra en juego la inventiva compositiva de la banda que convirtió una sencilla canción como “Seven nation army” en un clásico del nuevo milenio que hizo explotar las bancas de las manos de Elephant, su cuarto larga duración, que este redactor recomienda escuchar para no quedar en deuda con uno de los mejores lanzamientos de la década pasada.
Mientras en la actualidad Jack White divide su tiempo entre The Raconteurs y The Dead Weather, la noticia difundida el 2 de febrero sobre la separación definitiva de los White Stripes pianta un lagrimón al tiempo que nos deja con la sensación de haber sido parte del renacimiento en el siglo XXI del garage rock de la mano de las catárticas y bellas canciones de Jack y Meg White.
> Por Lucas S. Lapalma
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