viernes, 16 de diciembre de 2011

Whatever Nro 10: Los Licuados















Editado hace muy poco tiempo, Licuadolandia, el primer disco de  Los Licuados, es el claro ejemplo de cómo una catarata de singles, made in Entre Ríos, puede dejarnos embriagados de melancolía y satisfacción con su escucha.

Las últimas y buenas noticias llegadas desde Paraná (a nivel musical) venían de la mano de los exponentes ligados a los sonidos más darkies: Passover, Bodies, Cúmulo, y El Habitante Indeseado, cuatro bandas que caminan por la misma vereda, la de la sombra. Pero también es cierto que desde un tiempo a esta parte una luz (cada año más brillante), ilumina las cuchillas de la ciudad. Los encargados de brindar esta estela multicolor son Los Licuados, que empapados de psicodelia revisten el pop con la elegancia de unos bon vivant amantes de la canción optimista y hedonista.
Reminiscencias beat 60s, chamber pop, dream pop, indie pop… en definitiva la canción pop es lo que predomina en los de Paraná: “cada uno tiene sus preferencias, pero en común escuchamos o nos gusta mucho Dylan, Super Furry Animals, The Beatles, The Kinks, Belle & Sebastian, Syd Barret”, aclara Francisco Bonfils (tecladista), que junto a Rodolfo Luján (Guitarrista y cantante) y Luciano Meté (bajista y cantante), armaron la banda  y la mantienen desde hace 5 años. Con esta formación grabaron dos EP (Invierno, de 2007, y Verano, de 2008). El año pasado editaron Licuadolandia, un primer disco volátil, fresco, de melodías agridulces y estribillos dotados de romanticismo bohemio, siempre bien acompañadas por las cadencias ambulantes impregnada por las composiciones del trío: suaves, atmosféricas y ensoñadoras.
En el centro del viaje Meté y Luján, nos cantan suave al oído, nos susurran sus poemas, seguros de su sentimentalismo anacoreta, logrando una perfecta y sutil sintonía auditiva en cada pieza: “de mi lado está todo cantado: quiero estar con vos y no hace falta, encanto, que pretendas ser mi superyó”, se declara Rodolfo en “Mi superyó”, uno de los 10 hits que se dejan tararear y escuchar cuantas veces queramos sin que el repeat llegue a molestarnos. En ese mismo plan “Tocadiscos”, “El deporte silencioso”, o “Melisa”, logran, también, hechizarnos y llevarnos a ese estado en el que lo mágico y lo pasional conviven de manera perfecta, interpretado por la banda quimérica perfecta.-

> Por  Lucas S. Lapalma

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